La imagen de la persona de edad avanzada que sucumbe a timos como el de la estampita o el tocomocho está muy asentada en la cultura, denotando que existe una vulnerabilidad a estas prácticas en algunos miembros del colectivo de personas mayores. Algunos estudios han encontrado que la disposición a sufrir el engaño por timadores puede ser un marcador de riesgo de progresión de deterioro cognitivo leve hacia demencia. En los Annals of Internal Medicine Boyle y colaboradores van más lejos y demuestran que la vulnerabilidad a estos timos es también un indicador de riesgo de demencia en personas todavía cognitivamente sanas. En JAMA Rubin entrevista a la autora principal del estudio acerca de todas estas cuestiones.